Sediles se encuentra, dominando un profundo barranco, en pleno corazón de la zaragozana Sierra Vicor.
El macizo central de la frondosa Vicora y los milenarios olivos caracterizan su paisaje natural.
Mientras que sus casas en torno a su escarpada iglesia reflejan la tradicional arquitectura de los pueblos de sierra.
Aunque la agricultura esta quedando como una segunda actividad, sigue destacando en Sediles la producción de su excelente aceite, fruto de un microclima y de unas variedades autóctonas como la Cirujal y Royal, verdadero secreto del afamado caldo dorado. De igual manera destacan sus aceitunas de mesa tanto en agua como en salazón, que se pueden degustar principalmente en invierno. Pero si decidís acercaros a finales de la primavera, a parte de disfrutar de los densos bosques de pinos, carrascas, enebros y olivos, podréis saborear sus excelentes cerezas de sierra. Los paseos y recorridos otoñales por los senderos locales señalizados se pueden intercalar con excitantes búsquedas de las numerosas variedades de setas que pueblan sus bosques.
Pero, si las rutas por senderos, los árboles singulares, la zona de acampada, los elementos etnológicos y en definitiva el gran atractivo natural es importante, no es menos interesante la visita a la localidad, donde se puede contemplar una de las mejores muestras escultóricas de Damián Formen (autor también del retablo mayor del Pilar), la antigua almazara, con maquinaria de principios del S. XX, las bodegas cueva excavadas en la tierra, o disfrutar de los servicios que el municipio presta.
Además al encontrarse Sediles a 10 km. De Calatayud y de la autovía A2 le permite a residentes y visitantes la rápida conexión con Zaragoza, Monasterio de Piedra, Daroca, Albarracín o Soria.
Todo esto y muchas otras cosas que puedes encontrar en esta página y en el pueblo convierten a Sediles en uno de los puntos de la comarca donde la calidad de vida, trabajo y disfrute se conjugan, haciendo de esta localidad un sitio excepcional para vivir o visitar.
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